MADRE MÍA
Mi madre era pequeñita
como la menta o la hierba;
apenas echaba sombra
sobre las cosas, apenas;
y la tierra la quería
por sentírsela ligera
y porque le sonreía
en la dicha y en la pena.
Los niños la querían,
y los viejos y la hierba
y la luz que ama la gracia
TRES ÁRBOLES
Tres árboles caídos
quedaron a la orilla del sendero.
El leñador los olvidó, y conversan
apretados de amor, como tres ciegos.
El sol de ocaso pone
su sangre viva los hendidos leños,
¡y se llevan los vientos la fragancia
de su costado abierto!
Uno, torcido, tiende
su brazo inmenso y de follaje trémulo
hacia otro, y sus heridas
como dos ojos son, llenos de ruego.
El leñador los olvidó. La noche
vendrá. Estaré con ellos.
Recibiré en mi corazón sus mansas
resinas. me serán como de fuego
¡Y mudos y ceñidos,
nos halle el día en un montón de duelo!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario